Esa fusión increible de los encantos y los encantamientos

Recuperado de los fondos del blog con el audio que generosamente confeccionó una buena amiga BirbyCley

 

No se porqué siempre te imagino en el bosque, como ahora, sobre el tocón de un viejo árbol. En la penumbra de la noche y con los reflejos de la luna, sólo se ve tu perfil.

Creo que prefiero verlo siempre así, con esa indefinición en los límites, en las formas, en los colores confusos, con ese pequeño reflejo que te envuelve…, un regalo de la luna que te acompaña en ese momento para recordarme las ilusiones que siempre me revives.

Así, recogida sobre tus piernas, parece que siempre estarás cerca, que no te has de ir, que seguiremos juntos.

Esta escena mágica revive en mi cada noche al acercarse la hora bruja, cuando las luces tenues de la calle abajo, me recuerdan que el bullicio diario se vence -qué poco vale- para dejar paso, otra vez, a esta fusión increible entre los encantos y los encantamientos.

No sé si te ayudó la luna para que cada noche renazca el hechizo; sé que en ese perfil luminoso, donde adivino sin saber las hojas del otoño, donde sé que estas tú, hay un encanto indefinido cuyos detalles quiero, busco, persigo sin poderme hacerme nunca con ellos.

Mientras me ahondo en ti, cuando quiero y temo que hasta el aire seas sólo tú, me surge el temor del encantamiento.
¿Es esto un sueño? ¿es esto ilusión? ¿Mas por qué temer si en este estado de disolución entre el encanto y el encantamiento sólo vive nuestra pasión?.

Creo que ya entiendo por qué nos merodean las brujas, creo que entiendo por qué queremos acercarnos siempre a este lugar singular. Ellas buscan los encantamientos, esa fuerza que nace de las pasiones mágicas que generamos, para utilizarlos y arrojarlos al mundo; nosotros, los humanos, perseguimos los encantos, fijaciones incomprensibles, temerarias, adictivas, incontrolables… y en esta caza sin fin caemos en el embrujo.

¡Qué suerte tenéis las brujas que andáis siempre por ahí!. ¡Qué suerte tenemos los que podemos quedarnos un tiempo disfrutando de la magia de los encantos!.

Yo no puedo más que decir: ¡No te vayas… quedémonos aquí!.

 

La fuga

Esta mañana cuando la gente inundaba la boca del metro pensé…
Que suerte tengo, esta tarde podré hacer lo que otr@s no pueden… Me iré de vacaciones.
Entonces me vino a la memoria todas las cosas que podía hacer y que no pueden otr@s.
Puedo arriesgarme y endeudarme hasta las cejas porque tengo trabajo estable y fijo.
Puedo ir a un comercio cualquiera y comprarme lo que me apetezca, y salir entrar en otro y hacer igual, y hacerlo cada dia.
Puedo vivir tranquilamente dedicandome a mis aficiones.
Puedo tomarme el trabajo como una actividad diaria entre otras que realizo.
Puedo hacer lo que me da la gana con mi tiempo libre.
Puedo vestir como me apetezca y relacionarme con quien me guste.
Puedo elegir entre una vida consumista o una puritano-revolucionaria-ecologista.
Seguramente son mas…. pero no merece la pena listarlas.
También me di cuenta de que podía relacionar estos privilegios por la existencia de quienes no los tienen.
Esta tarde cuando sufra las ventajas de mi dicha privilegiada me olvidaré de que llevo cinco horas en caravana, de las tonterias de mi jefe, de los intentos fallidos de mobing, del fracaso de la empresa que me paga, de la mediocridad que nos inunda y la tonteria general de la gente a quienes encanta la ceguera social.
En esta ventana a «otra parte» sin duda encontraré fuerzas para que cuando vuelva no me deje aplastar por las últimas reflexiones y encontrar tiempo y ganas para las primeras.Hasta la vuelta amig@s

jivago

Una mañana de olores

Con dos amigos sabuesos recorrí, guiado por el instinto de los canes, oliendo el aire que me traian las hojas del otoño, oliendo la hierba mojada, las setas jóvenes y escondidas, temerosas de nuestras manos.Recorri el profundo valle, vérde, rocoso sinuoso y arbolado. Ellos llevaban la enseña que nos guiaba, mas yo mismo, oliendo, su camino confirmaba.

Llegaba el humo lejano como si estuvieramos entre casas, mas no fuera de hogares sino de remotos lagares, cocinas sabrosas, caldeadas de humos, de bosques en ascuas.

Oler, oliendo desentrañabamos el camino, correr, corriendo nos fueramos acercando.

Por una mañana fuimos como canes, felices en el campo, en nuestra madre, aleccionados por dos amigos, el pinto y el blanqueado.

Jivago

La joven de las naranjas

Algunos impactos emocionales pueden ser mas duraderos que su tiempo de desarrollo. Así dicho y puestos a buscar, podemos encontrar muchos casos que se puedan ajustar… ¡casualidades!.Eso pensaría de no ser por «La joven de las naranjas» de Jostein Gaarder. Leyendo el relato del padre a su hijo Georg recordé aquel viaje en el metro de Moscú.Iba como otras tardes a la residencia de estudiantes de la Universidad Internacional Patricio Lumumba, donde vivía y traducía Oxana. Esa tarde invernal no parecía tener nada especial, el frío grisáceo invadía las calles arrebatándoselas a la débil luz del huidizo sol de Rusia.

Una inmensa masa de gente abordó el convoy en «Prospect Marxa» (Avenida Marx, hoy “Okhotny Ryad”) en dirección a «Yugo-zapadnaia». Una larguísima línea de metro con innumerables estaciones. Como siempre los escasos sitios sentados desaparecían de la vista antes de ser ocupados; la densa masa humana inundaba los espacios libres con el acolchado relleno de los abrigos y gorros. «Dvieri sacrivaietsa» (se cierran las puertas), una y otra vez hasta que rebasamos la «Koltsevaia» (línea circular).

Aquel hueco que fueron dejando finalmente la descubrió, se fueron los justos para verla, y aunque hubieran mas desde ese momento solo pude verla a ella.

Llevaba prendida de su rostro la expresión de aquella tarde invernal; ¿era suya?, ¿se fundió con ella para dar gracia y sensibilidad a esas opacas y largas tardes?. Como fuera no supe nunca separarlas ni entenderlas aisladamente nunca mas.

Fueron quizás sus ojos, ribeteados en su tersa y perlada piel, la mirada triste y atrayente que los acompañaba. Fue esa mirada, que me invitaba a descubrir en su interior su acogedor mundo, un ambiente cálido donde «gostebatch» (disfrutar el placer de ser agasajado como invitado). No pude dejar de mirarla ni un segundo, su aparente aspecto hierático, congelado distante, se disolvía si te dejabas llevar por sus ojos; y como si fueran un cabo firme en un mar bravo y peligroso no deseaba soltarlo por nada del mundo.

Creo que mi expresión de embobado dependiente me delató y se dio cuenta, seguramente por eso no la pude alcanzar después.
Tras para el convoy en «Yugo-zapadnaia» se vació en estampida. La seguí como pude hasta el exterior y allí se perdió entre la nube de autobuses, tranvías y taxis que llevan a la periferia de la ciudad.

Volví otras tardes, con el mismo horario; no la volví a ver. Si la hubiese encontrado se habría vuelto a producir el sortilegio, quizás aún se produce dejando que el misterio de su mirada resida en mi como lo hizo la chica de las naranjas en el padre de Georg.

Jivago

Soñaremos

Pasa rápido el tiempo, viajo otra vez a tu encuentro.
Una incognita mas…, otro sueño.
Como ayer volveremos a encontrarnos, lentamente, expectantes.
Se que estas esperando, que me presientes.

Volverá a nacer esta tarde ese calor que nos envuelve,
volveremos a sentir como nos llevan las palabras,
como renace el sueño que siempre nos rodea.

Volveremos a soñar como nos unimos…
cómo se estrechan nuestras manos, cómo se funden los corazones.
Volveremos a sentir, a uno y otro lado, esa fuerza misteriosa;
un baile, un gesto, un comentario, un regalo…
pequeños lazos que vamos creando.

Bailamos cerca, estrechamente abrazados;
se queda la musica con nosotros, con nuestro sueño;
mezclados con las letras crecen nuestros deseos
alimentan el cariño que nos damos,
Sentimos la piel ardiente de ternura,
el permanente latido que nos acerca…
Tan fuerte soñamos que huye la realidad.

Ese sueño, el que esperamos cada dia,
espectador de nuestros deseos,
compañero, amante, sombra, seductor, cómplice…
Será el lecho de nuestro amor mañana.